Breve historia de los cien metros hasta Usain Bolt, el más rápido del mundo



Guillermo Razo Cuevas*Mientras el norteamericano Phelps goza de todos los reflectores del mundo, Usain Bolt un jamaiquino recién aparecido en el mundo del atletismo ha hecho trizas todos los récords anteriores de la carrera de los cien metros planos llamada la reina del atletismo. Su nombre empezó a sonar en Nueva York, hace apenas unos meses cuando de la nada apareció entre las superestrellas y destrozó los récords mundiales de la especialidad.Desde que en la Olimpiada de Berlín Jesse Owen -el icono más grande del atletismo- paró los cronómetros en 10.12, multitud de corredores han ido acortando el tiempo en esa distancia, valiéndose de subterfugios y entrenamientos diversos.En aquella ocasión, cuando el nazismo reinaba en Europa, un atleta hizo quedar mal a Hitler su líder, quien proclamaba la excelencia de la raza blanca, Owen demostró que era una mentira y el führer quedó en ridículo. Aquel negro destrozó cuatro récords mundiales. Cien lisos, doscientos, cuatro por cien y salto de longitud con un brinco de 8:13.Años antes en la Atenas de 1896, se organizaron los primeros juegos de la era moderna y fue el ganador Tom Burke de los EE.UU. con un tiempo de 12 segundos, tiempo ordinario que cualquier atleta hace al principiar con esa disciplina.Pareciera que el último en correr sobre pistas de ladrillo triturado en lugar de tierra y obtener un triunfo brillante fue el alemán Harmin Hary, quien logró por primera vez cerrar el cronómetro en diez segundos. Irónicamente era un rubio, con lo cual se demostró que un hombre de cualquier raza puede convertirse en campeón siempre y cuando tenga facultades para hacerlo y se dedique de lleno a una materia atlética en especial. El récord de Usain es de 9.69. Algo que se dice fácil, pero que entre ese tiempo y el de Harmin Hary existen cientos de campeones con tiempos oscilantes entre una y otra marca.El anterior hecho de romper la barrera de los diez segundos fue durante los sesentas y el hecho fue muy festejado. Luego vinieron muchos corredores, entre ellos un negro excelente, Ira Murchinsón de quien se decía que había empatado dos veces los diez segundos e inclusive los había bajado. Todas las publicidades han sido hechas desde los medios informativos norteamericanos.Llegaron las pistas de tartán a los estadios, consistentes en un plástico tratado que se agrega sobre las pistas y ayuda a fijar los spikes sin que se resbalen estos y permiten un mejor apoyo a los atletas haciéndoles mejorar el impulso de cada paso, fue el siguiente ingrediente que fueron inventando para ayudar a los corredores de todas las distancias. También empezaron a usarse los taikofs (artefactos metálicos que permiten apoyarse en la salida) lo que permitió mejores arranques a los corredores de distancias cortas.Fue así que surgieron formidables corredores de color, entre ellos el campeón de la Olimpiada de Roma, Robert Hays norteamericano quien habiendo salido del fútbol del balón ovoide, disponía de una gran velocidad. Lo curioso de su triunfo es que corrió con unos zapatos de una medida más grande que la suya, por el descuido de haberlos perdido; utilizó los del lanzador de bala de su equipo y no obstante esa desventaja, ganó. Volvió al fútbol y se convirtió en un excelente jugador de fútbol americano. Cabe mencionar que fue el primer corredor de cien metros que lució un físico abultado de levantador de pesas o físicoculturista.Continuó el dominio en esta carrera de velocidad por parte de los norteamericanos, en México se dieron cita los primeros que habían bajado de los diez segundos y lo volvieron a lograr durante la competencia, Jim Hines fue el triunfador en los cien metros destrozando el récord mundial y Tommy Smith en los doscientos haciendo lo mismo, los dos de color y altos y espigados, fue éste último atleta junto con John Carlos los que escandalizaron al Comité Olímpico al subir al podium de los vencedores utilizando un guante negro y levantando el puño ante el público. Fue la protesta del Black Power (poder negro) que surgió de los mismos EE.UU. Al día siguiente fueron expulsados de la villa Olimpia los dos atletas. Por supuesto con sus dos medallas de oro y plata.Es así que en los cien y doscientos metros los mejores han sido los norteamericanos durante muchos años, siempre con los mejores exponentes de la prueba, por eso cuando surge algún velocista que les arrebataba la presea de los cien o los doscientos metros planos el mundo del atletismo se conmueve. En la Olimpiada de Roma un excelente corredor de doscientos metros, libio Berruti les arrebató limpiamente el triunfo. Valeri Borzof de Rusia se alzó con el triunfo en Munich con un pésimo tiempo ya que no se presentaron los norteamericanos a la prueba porque el entrenador se había equivocado de horario. No obstante ganaron con facilidad en el relevo de cuatro por cien al día siguiente. En Montreal el jamaiquino Hasely Crawford se coronó campeón siendo un completo desconocido, convirtiéndose en la campanada más sonada de los últimos treinta años en el atletismo ganándoles a los estadounidenses. No implantó ningún récord. Debemos aclarar en este punto que Hasely era jamaiquino, corrió por su país y fue el primero de esa isla que ganó los cien metros como ahora lo ha hecho Usain Bolt. Debemos mencionar que este corredor jamaiquino cuantas veces se enfrentó a Silvio Leonard salió derrotado por el cubano.Por esta época fue que surgió este gran corredor, tal vez uno de los más finos o elegantes de aquella época, Silvio Leonard de Cuba, quien no pudo asistir a los juegos de Montreal por estar lesionado después de haberse caído en México durante una competencia de preparación, pero luego meses después en Guadalajara se enfrentó a Easly el campeón olímpico y lo derrotó contundentemente. En la siguiente Olimpiada el mismo Silvio por el descuido de voltear y ver a los lados y sentirse ganador en la final antes de llegar a la meta, perdió ante Alan Welles en Moscú 1980.Llegó Carl Lewis y el fenómeno se convirtió en la mayor atracción de la Olimpiada de Los Ángeles, California. Ganó en cien, doscientos, cuatro por cien y salto de longitud. Fue la sensación. Repetía para los EE.UU. el hecho de ganar en las mismas pruebas de Jesse Owen en el 36. Buscó volver a ganar en la siguiente Olimpiada, la de Barcelona pero fue superado por en canadiense Ben Johnson, quien después fue descalificado. Lo raro del caso es que nunca le hacían pruebas de dopaje a Carl Lewis, sin embargo cuando se las hicieron también dio positivo. La prensa mundial fue acallada y no pasó de un asunto por demás casero.En esa época surgió un terrible divisionismo dentro del olimpismo, tanto Rusia como EE.UU. boicotearon cada uno la olimpiada del otro (era la época de la guerra fría) y así a Rusia no asistió EE.UU., ni a los Ángeles la Unión Socialista Soviética. La calidad de las competencias decayó ostensiblemente. Hubo después de este período un gran corredor que ganaba con facilidad a todos, Lindford Cristie, inglés de raza negra. Fue muy reconocido y constante su reinado.Ahora, a esa aplanadora de siempre, la norteamericana en las carreras cortas, llega un jamaiquino y los derrota a todos implantando récord mundial. Les ganó no con una centésima sino con dos cuerpos de distancia, algo simplemente increíble. La velocidad de Usain Bolt es difícil de entender, sobre todo si tomamos en cuenta que en esta prueba no se pueden hacer reducciones de ese tamaño puesto que los esfuerzos del hombre ya están llegando a sus límites. Por eso es portentosa la hazaña de este corredor amante de las fiestas y de la vida alegre de su nación tal y como lo ha declarado recientemente. Ver relegados a los norteamericanos a los lugares lejanos al podium es algo que parecía no se vería nunca, pero ahora Usain Bolt un hombre de color de elevada estatura, se ha convertido en una máquina demoledora y en un espectáculo aparte. Al instante de escribir esta nota, Bolt pulverizó también el récord mundial de 200 metros y se apresta a correr relevos. Caben muchas preguntas en torno a esta prueba, sobre todo cuando se hacen las obligadas comparaciones entre unos tiempos y otros, entre atletas de hace setenta años y los actuales. Jesse Owens con zapatos más ligeros, con picos en los mismos más eficaces, utilizando taikofs que permiten salidas mejores y sobre todo corriendo sobre una mejorada pista de tartán, además de mejores entrenadores hubiera podido mejorar sus propias marcas. Lo más probable es que sí, pero ¿hasta dónde? Esa es una incógnita que siempre flotará en el mundo del atletismo.Por lo pronto Usain Bolt rompe con toda la historia, sus zancadas sobre el tartán en los cien metros lisos han conmovido al mundo del atletismo, tanto a los atletas como a los especialistas, se le ve como algo fuera de serie, como Owens en su momento, Bob Beamón en salto de longitud en el suyo o Víctor Saneyev en salto triple. Atletas fuera de serie sin comparación, únicos en su momento. Por ahora se habla de las ocho medallas de oro de Phelps, aunque empañada la obtención de la séptima, pero la natación es un deporte no muy popular, no practicado por la gente pobre del planeta, o sea las mayorías, ya que se requieren para su práctica de afiliación a clubes, albercas, trajes especiales, etc. Es el héroe del momento para la prensa, para los dueños de las cadenas que difunden las noticias en el mundo, pero para el resto de hombres y mujeres, que en las escuelas, en el campo o en la calle se lanzan a tratar de ganar una meta imaginaria cercana correr es la meta por el impulso natural de todos; los cien metros es la prueba natural de las mayorías por lo rápido y cercana en su alcance, se desarrolla sobre el propio elemento natural donde se desplaza el hombre y Usain Bolt, un modesto habitante de una pequeña Isla caribeña, es el mejor del mundo hoy por hoy. Honor

Comentarios