Giffords lucha por sobrevivir


WASHINGTON – Las autoridades federales presentaron ayer los primeros cinco cargos en contra del autor de la masacre de Tucson, mientras discuten si ese incidente de violencia -dirigido a la congresista demócrata Gabrielle Giffords- debe provocar un endurecimiento de las medidas de protección de los miembros del Congreso.

El jefe de la Policía federal (FBI), Robert Mueller, afirmó que todo apunta a que Jared Lee Loughner, de 22 años, acudió al evento político que la legisladora realizó el pasado sábado con la intención de asesinar a Giffords, una centrista que ha criticado la controvertida ley de inmigración del estado de Arizona y defendido la reforma federal de salud.

El pliego acusatorio, en el que se le imputan a Loughner dos cargos de asesinato y tres de intento de asesinato, fue sometido en el tribunal federal de Phoenix, a dónde será llevado hoy.

Al presentar los cargos, la fiscalía federal incluyó una declaración jurada de un agente del FBI que indica que en la residencia de Loughner se encontraron referencias a que “planificó de antemano”, “mi asesinato” y el nombre de “Giffords”.

Mueller, enviado a Tucson por el presidente Barack Obama, advirtió, sin embargo, que “es prematuro hablar de los motivos” que tuvo Loughner para atacar a la congresista, con la cual habría intentado hablar saltando la fila, segundos antes de abrir fuego contra ella y unas 25 personas a su alrededor.

Dos de los cargos que pesan contra Loughner son por los asesinatos del juez federal John Roll y el asistente de Giffords, Gabe Zimmerman. Los otros dos cargos son por intentar asesinar a Giffords y otros dos ayudantes de la legisladora, Ron Barber y Pam Simon.

Loughner mató a seis personas, incluida una niña de 9 años, e hirió a 14. Ayer, la Policía del condado de Pima descartó que Loughner haya tenido un cómplice en el lugar de los hechos.

Responde a directrices

Ayer, la congresista Giffords seguía en estado de gravedad, pero respondía a “instrucciones simples”, como el pedirle que mueva una mano, dijo el neurocirujano Michael Lemore, del Centro Médico de la Universidad de Arizona, en Tucson.

Giffords está en un estado de coma inducido por los médicos, por lo que aún no ha habido oportunidad de saber si puede comunicarse verbalmente.

Lemore sostuvo que el disparo recibido por Giffords le atravesó el lado izquierdo del cerebro, desde el cual normalmente se controla la fuerza del lado derecho del cuerpo, la capacidad para expresarse verbalmente y para poder responder a directrices. Debido a que ha reflejado entender lo que se le dice, Lemore afirmó que siguen “cautelosamente optimistas” de que la legisladora pueda sobrevivir.

Las próximas horas, dijo, pueden ser decisivas para su recuperación, principalmente si se logra controlar la inflamación de las áreas del cerebro mutiladas por el disparo.

a mejorar la seguridad

Mueller, por su parte, afirmó está en marcha una discusión con la Policía del Capitolio federal sobre cómo puede mejorarse la seguridad de los miembros del Congreso.

Pero, afirmó que “no hay una amenaza específica contra otros miembros del Congreso”.

Los miembros del Congreso, fuera del Capitolio federal, suelen tener contactos personas con el ciudadano de a pie. “Somos vulnerables y no hay una forma real para poder protegernos”, ha indicado la congresista demócrata Maxine Walters (California).

Además, ha habido un llamamiento a bajar el tono del debate político, que ha sido particularmente álgido desde la elección del presidente Obama y el debate sobre la reforma federal de salud.

La atención sobre la volatilidad de la retórica política ha estado centrada en sectores conservadores, como la ex candidata vicepresidencial Sarah Palin, quien no pierde oportunidad para hacer alusión a las armas.

Previo a las elecciones, Palin preparó una especie de mapa electoral en el que enumeró congresistas demócratas a derrotar, los que marcaba con una especie de mira de pistola.

Giffords había resentido el que Palin le incluyera en su “lista de objetivos”. “Cuando la gente hace esto, tiene que percatarse de que esas acciones tienen consecuencias”, dijo Giffords en una entrevista en marzo pasado.

“Tenemos que ser cuidadosos de no culpar a un sector o al otro (sobre la volatilidad del debate político), pues ambos lados son responsables”, indicó, por su parte, el congresista boricua Raúl Labrador (republicano por Idaho), en un programa de la cadena NBC.

La Casa Blanca, por su parte, anunció que hoy el presidente Obama encabezará un momento de silencio a nivel nacional de Estados Unidos, previsto para las 11:00 a.m., a nombre de las víctimas de la masacre de Tucson.

Reconstruyen la escena

La investigación de las últimas horas ha revelado que en medio del caos que generó el atentado de Tucson una mujer, ya herida, fue clave en arrebatarle a Loughner un cartucho adicional de balas que intentaba colocar en la pistola semiautomática de 9 milímetros con la que abrió fuego en contra de la legisladora federal y las personas que acudieron a escucharla.

También se conoció de la heroica intervención del joven Daniel Hernández, recién inaugurado como becario de la oficina de Giffords, quien le prestó los primeros auxilios. Las autoridades creen que fue clave para evitar que la congresista se desangrara y muriera antes de ser atendida por los médicos.

En una serie de entrevistas, Hernández, de 20 años, relató que Giffords estuvo consciente después de resultar herida. Aunque no le habló le tocaba la mano, en señal de agradecimiento, mientras él evitaba que se ahogara y contenía la sangre que brotaba de su cráneo.

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