Suleimán promete diálogo mientras sigue la represión


El centro de El Cairo se ha convertido de nuevo en el escenario de una batalla campal donde la violencia y los actos vandálicos no han cesado, a pesar de que los militares optaron hace unas horas por abrir fuego, al aire, con el objetivo de dispersar los enfrentamientos. Lejos de diluir el caos instalado en las calles de la capital egipcia desde hace dos días, los disparos se han perdido entre el ruido de la plaza de la Liberación, centro neurálgico de los enfrentamientos, y los detractores de Mubarak se mueven por la ciudad con un único objetivo: silenciar cualquier voz discordante con el régimen. Mientras los periodistas y los miembros de ONG buscaban ayer lugares seguros para evitar linchamientos y robos, hoy han sido asaltados en sus propios hoteles, han esquivado balas y navajazos y algunos han sido detenidos. Mientras, el Gobierno, a través de una entrevista concedida por el vicepresidente Oman Suleimán, ha negado cualquier implicación con los actos violentos y ha prometido que mantendrá un diálogo con la oposisón para iniciar reformas constitucionales.

Confrontaciones en El Cairo

VIDEO - CLAUDIO ÁLVAREZ (Enviado especial) | El Cairo - 03-02-2011

El centro de la capital egipcia se ha convertido en el escenario donde partidarios del presidente Mubarak y los que quieren su dimisión sellan sus diferencias a punta de piedras y cócteles molotov - CLAUDIO ÁLVAREZ (Enviado especial) | El Cairo

    Luis Prados

    Luis Prados

    ENTREVISTA DIGITAL - 03-02-2011

    Cambios en el mundo árabe - Redactor jefe de Internacional de EL PAÍS.

    Ignacio Cembrero

    Ignacio Cembrero

    ENTREVISTA DIGITAL - 04-02-2011- 12:00h.

    Cambios en el mundo árabe - Periodista de EL PAÍS.

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Aunque el vicepresidente egipcio ha insistido en la idea de evitar el caos en el país manteniendo el poder dirigido por Mubarak, el hecho es que los enfrentamientos son cada vez más preocupantes. Ya se ha confirmado que seis periodistas catalanes, integrantes del programa de TV-3 30 minuts, han sido arrestados por la policia militar egipcia y trasladados en un autobús con los ojos vendados. Más tarde, a través de Twitter , han confirmado que se encuentran bien y que esperan ser liberados a lo largo del día. Nada mas conocer la detención y las agresiones, la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, ha pedido a las autoridades egipcias que garanticen la seguridad de los periodistas españoles y, en general, de toda la prensa extranjera.

Con la violencia instalada en las calles de El Cairo, Suleiman se ha sentado frente al espectador de la televisión estatal egipcia y ha mantenido un discurso en el que no asume ninguna responsabilidad en los enfrentamientos de la capital. El vicepresidente ha avisado que "si continúan las protestas, el país estará paralizado", por lo que un tercio de los ingresos del país se verán afectados. Además, se ha mostrado inflexible ante las presiones internacionales y ha recalcado que "es inaceptable" que países extranjeros se entremetan en sus "asuntos internos". Aunque no ha permitido ninguna injerencia internacional , el vicepresidente sí ha prometido diálogo con la oposición.

Suleiman ha asegurado que Mubarak cumplirá con su palabra y abandonará el poder en septiembre tras las elecciones presidenciales, a las que tampoco se presentará su hijo Gamal, y ha apremiado a todos los grupos políticos a que participen en el diálogo con el Gobierno para llevar a cabo las reformas necesarias. Suleiman ha subrayado que Mubarak ya ha cumplido las "demandas legítimas" formuladas por los egipcios y ha insistido en la idea de que no se presentará a su reelección en septiembre. "Tampoco ningún miembro de su familia se presentará", ha recalcado. Según el ex jefe de los servicios de Inteligencia, los que piden la dimisión del presidente quieren el "caos", porque no puede haber "un estado sin cabeza".

"Quedan 200 días para las elecciones", ha recordado el vicepresidente, y por tanto, antes de que llegue ese momento es necesario llevar a cabo "una serie de reformas constitucionales y judiciales que necesitan tiempo". Suleiman ha hecho mucho hincapié en la premura del tiempo, y ha descartado que se vayan a disolver las dos cámaras del Parlamento, ya que eso impediría sacar adelante las reformas constitucionales necesarias, sobre todo las relativas al cargo de presidente. Las reacciones a las palabras del vicepresidente no se han hecho esperar. Los Hermanos Musulmanes, el principal grupo opositor al presidente, han asegurado que no van a mantener ningún diálogo con el Gobierno, ya que la unica medida plausible procedente de Mubarak es la dimisión.

Los extranjeros, en el punto de mira

Mientras el Gobierno egipcio trata de convencer a la opinión general de que trata de recuperar la paz y el orden en el país, EE UU ha denunciado que existe una campaña orquestada por parte del Ejecutivo para callar a los periodistas y a las voces extranjeras. Ayer, los reporteros internacionales sufrieron el acoso de los partidarios de Mubarak, con permanentes agresiones cuando trataban de moverse por la plaza. Hoy, los defensores del presidente Mubarak han ido más allá: han rodeado hoteles como el Ramsés Hilton, donde se encuentran alojados muchos periodistas, y finalmente han comenzado a entrar en busca de los corresponsales. Lo que ya ha confirmado Al Yazira es que un reportero griego que cubría las protestas desde la plaza de la Liberación ha sido apuñalado. Hasta el momento no se conoce el alcance de las heridas del reportero. Sí se sabe que entre los fallecidos podría figurar un extranjero que, según Al Arabiya, fue golpeado por los defensores de Mubarak hasta la muerte.

Aunque los militares han intentado dispersar sin éxito a los grupos de partidarios de Mubarak, que siguen organizados y armados, los matones y partidarios de Mubarak han violado esta mañana el cordón militar, han intentado tomar la plaza y han disparado sobre algunos manifestantes. Las facciones libran un enfrentamiento encarnizado por el control de la simbólica plaza, centro neurálgico desde el pasado martes de las masivas protestas contra el régimen de Mubarak.

Amnistía Internacional ha denunciado la detención de uno de sus representantes y otros defensores de los derechos humanos después de que la policía militar asumiese el control del centro Hisham Mubarak. El colaborador de la ONG ha sido detenido en El Cairo junto a un representante de Human Rights Watch y otros activistas, y trasladado a un lugar desconocido de la capital egipcia. "Exigimos la inmediata liberación de nuestros colegas y quienes los acompañan para que puedan seguir observando la situación de los derechos humanos en Egipto en este momento crucial sin exponerse a hostigamiento o detención", ha pedido Salil Shetty, secretario general de AI.

Los actos violentos se desataron cuando el presidente anunció que no dimitiría, a pesar de la multitudinaria manifestación que tenía como objetivo su marcha del poder. Aunque el Gobierno ha fracasado en su intento de recuperar el control del país ha continuado moviendo fichas para conseguirlo. La Fiscalía general egipcia ha emitido esta tarde una orden que prohíbe salir del país a varios ex dirigentes del régimen de Hosni Mubarak, entre ellos el ex ministro del Interior Habib el Adli. La orden también afecta al ex dirigente del Partido Nacional Democrático (PND) Ahmed Ezz. El Ministerio público ha decidido también congelar sus cuentas bancarias hasta que el país recupere la estabilidad y la seguridad, según ha informado la agencia oficial egipcia Mena.

Sube el número de muertos

Oficialmente se han confirmado trece fallecidos y unos de 1.200 heridos, según cifras del Ministerio de Sanidad, que recoge la BBC y The Guardian . El Ejército ha creado una zona de seguridad de unos 80 metros para evitar que haya más víctimas, aunque no ha intervenido. El primer ministro egipcio, Ahmed Shafiq, ha pedido "perdón" por la violencia, ha insistido en que el Gobierno no tiene nada que ver con los choques violentos y ha asegurado que se debieron a un "claro error" en la seguridad, que está siendo investigado. Ha asegurado, además, que no habrá más episodios de violencia.

El grupo opositor Los Hermanos Musulmanes hizo esta mañana, antes de la entrevista de Suleiman, un llamamiento para lograr un gobierno de unidad nacional que reemplace a Mubarak. De corte islamista, el grupo goza de una influencia creciente que preocupa a los aliados occidentales de Egipto. Tanto éste como El Baradei, símbolo de la oposición egipcia y ex director del Organismo Internacional para la Energía Atómica, aseguraron que se niegan a acudir a la llamada del Gobierno para buscar una solución conjunta mientras Mubarak siga en el poder.

EE UU, la UE y la ONU piden el fin del conflicto

La diplomacia internacional, fundamentalmente algunos países de la Unión Europea, sigue presionando para que Mubarak corte la violencia y ofrezca una solución al conflicto. Ban Ki Moon, secretario general de la ONU, ha pedido a ambas partes que se sienten para solucionar el conflicto.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, también ha reclamado el final de la violencia en Egipto y ha deseado que "los deseos y aspiraciones" del pueblo egipcio "se hagan realidad". "Rezamos para que la violencia en Egipto termine y los derechos y aspiraciones del pueblo egipcio se hagan realidad y que amanezca un día mejor en Egipto y en todo el mundo", ha dicho el presidente estadounidense durante el Desayuno Nacional de Oración.

Operación encubierta para reventar la protesta

El origen de los movimientos de esta madrugada se encuentra en la explosión de violencia de la tarde de ayer. El presidente egipcio decidió que solo un baño de sangre podía salvar su régimen y lanzó a miles de sus matones, camuflados como manifestantes, sobre este centro simbólico de la revuelta. Fue una jornada tan violenta como grotesca. La represión se disfrazó de enfrentamiento civil, mientras los militares asistían a la venganza de Mubarak tan impasibles como en días anteriores.

El discurso de Mubarak el martes por la noche fue la señal de que el régimen y su jefe aún se sentían fuertes. No importó que centenares de miles de personas acabaran de pedir en las calles de El Cairo y otras ciudades la dimisión del presidente y una transición a la democracia. Mubarak anunció que no se presentaría a la reelección en septiembre (un gran sacrificio por parte de un hombre de casi 83 años con cáncer), prometió que moriría en Egipto y dirigió un hábil mensaje a sus ciudadanos en el que apeló a las emociones, al pasado y a la patria. Buscó que vibrara el nacionalismo egipcio, el más antiguo del mundo. Y reiteró que solo él separaba a Egipto del caos. No avisó, sin embargo, de que precisamente él pensaba desatar el caos solo unas horas después.

Varias manifestaciones de apoyo a Mubarak se formaron en distintas zonas. La marcha más numerosa confluyó en la plaza de la Liberación, donde seguían concentrados miles de opositores al régimen. En un primer momento, ambas multitudes se aproximaron con relativa tranquilidad. Los opositores trataron de bloquear el paso a los recién llegados con una cadena humana. Los fieles a Mubarak expresaron su intención de "tomar la plaza para demostrar quién es la auténtica mayoría". "No queremos revolución, sino paz; estos días hemos respetado a la oposición, ahora exigimos respeto nosotros porque el momento es crítico", declaró Ahmad Osman, un farmacéutico de 36 años que parecía, en efecto, un farmacéutico. Otros jalearon sus palabras.

El regreso de la policía

Entre el polvo, el ruido, los golpes, los gritos y la sangre, algo se hizo evidente: la policía no se había esfumado, se había limitado a preparar ese momento. Unos hombres fornidos que se presentaron como farmacéuticos, con unas frases en inglés recién aprendidas, increparon a este corresponsal porque, decían, la prensa extranjera había mentido en los últimos días. Cuando se les pidió que mostraran algún documento que les acreditara como "farmacéuticos", respondieron con golpes. La persecución a periodistas extranjeros es una constante. Decenas de ellos sufrieron ayer heridas y robos de cámaras y ordenadores.

La violencia no amainó en las horas siguientes y proseguía por la noche. Los opositores al régimen crearon un cordón humano para proteger a mujeres y niños e intentaron taponar las entradas a la plaza. "Luchamos por nuestra vida, luchamos por nuestra vida", gritaban. La gente del régimen lanzaba abundantes cócteles molotov y se escuchaban disparos de arma automática. Había gente ensangrentada por todas partes. Varios opositores lloraban sentados en el suelo. "No puede ser, hemos perdido otra vez, hemos perdido otra vez", decía uno de ellos.

Bien entrada la noche, seguían lanzándose cócteles molotov en la plaza y cercanías. Varios de ellos cayeron junto al Museo Egipcio, un área dominada por los partidarios del régimen. Un camión de la policía lanzó agua a presión para evitar un incendio en el edificio, cargado de tesoros arqueológicos. Fuera de la plaza de Tahrir las calles estaban relativamente tranquilas. No se conocen incidentes tan violentos como los de El Cairo en Alejandría y en el resto de las ciudades egipcias.

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