Santo Domingo.- Los dos estadounidenses, uno de origen dominicano, Francisco Eduardo Almonte y Mohamed Alessa, tenían algo en común, además de compartir la nacionalidad: querían cometer actos violentos y estaban desesperados por tomar ese carril. Por eso era habitual que en sus conversaciones la palabra sangre, matar, soldado y bolsas para transportar cadáveres estuviesen en el vocabulario que usaban para comentar sus planes.
En esa tesitura, el acusado de terrorismo de origen dominicano Francisco Eduardo Almonte, a quien se le ha acusado de conspirar para matar, mutilar y secuestrar personas fuera de Estados, había dicho al agente encubierto, sólo identificado como UC, que “cualquier musulmán que tenga la oportunidad o un chance o una simple oportunidad de hacer un acto (relacionado a un acto violento para la causa del jihad) debería correr el riesgo”.
Y agrega Almonte Porque eso es mejor que quedarse sentado aquí y trabajar como un perro y siendo alguien manejable, básicamente eso es estar progresando hacia una vida de honor, una vida de dignidad, entonces, de una vez Alá te lleva hacia él…
Otro de los dos estadounidenses acusado de terrorismo, había confesado al otro, de origen dominicano, que no podía descansar en paz hasta que vea derramar sangre y que juraba eso por Dios”,
Mohamed Alessa también le habría dicho que necesitaba hacer un asalto a mano armada, pues un montón de gente tenía la necesidad de morir. “Solo tengo que conseguir un rifle de asalto y solamente matar a cualquiera que luzca que está en el camino equivocado”.
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